Esta técnica se inventó, probablemente, en Francia e Italia a finales del siglo XVI, aunque fue utilizada ya por Leonardo da Vinci gracias al impulso de Jean Pérreal.
Se compone de yeso, pigmento puro y cola; después de
mezclar se logra una pasta que se moldea para formar las barras y se
dejan secar. Tanto el tipo del pastel como su calidad dependen de las
proporciones de la mezcla de pintura, siendo los pasteles de alta calidad los que no cuentan con yeso por lo que se convierten en un pastel de pigmento puro.
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